ASTARTÉ “La Diosa de Andalucía”

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ASTARTÉ doñana y el rocio

“Cuenta una leyenda sevillana, que Hércules se enamoró de Astarté. La diosa se escondió en un lado del río Guadalquivir, pero Hércules se equivocó y la buscó en el lado contrario. Entonces Hércules fundó Sevilla, y Astarté fundó Triana en su lado del río.”

Mar Infantes Barroso.
Mar Infantes Barroso.

Andalucía, desde tiempos tartésicos siempre ha adorado a la Tierra Madre, con el nombre de Astarté. Diosa por excelencia de los pueblos tartésicos, representaba el culto a la Madre Tierra, a la fertilidad, progenitora de todos los seres vivos, diosa de la fecundidad, el amor y la vida. Como Reina de la Estrella del Anochecer era diosa del amor apasionado. Este es el rasgo más tardío de Astarté donde se concentra su invocación. Astarté aparece como una bella mujer en un carro dibujado por seis leones, llevando una gran cantidad de hojas de mirto y acompañada de palomas. Otro de los muchos nombres de Astarté era el de “estrella de la tarde”.

¿A qué os suena este último párrafo? Seguro que os habéis dado cuenta al igual que yo. ¿O seguís ensimismados en toda la parafernalia ideológica religiosa y católica que os montaron desde pequeños?. Sigamos pues.

Según relatan los historiadores griegos y romanos de la antigüedad, en la costa sur de España habían muchos templos dedicados a la diosa, que perduraron hasta nuestros días. En la actualidad perviven las peregrinaciones a los lugares de culto de la diosa Astarté, donde en la época fenicia había algún templo en su honor, como es el caso de la, mundialmente famosa, peregrinación a la ermita de la Virgen del Rocío en las marismas de Huelva. ¿Qué decís ahora?. Las marismas de Doñana han sido lugar de culto, adoración, y veneración desde que la humanidad puso sus pies en esta tierra. Y la Religión Católica se apropió de esa veneración como si fuera suya, para introducir en la filosofía cristiana al pueblo llano que siempre adoró y adorará esas marismas.

El culto a la Virgen del Rocío es un culto a la Diosa Madre camuflado bajo advocación a la virgen. El sitio donde se encuentra este santuario es un lugar muy especial, al borde de la marismas y de la enorme planicie de Doñana, como vientre de la tierra, que termina uniéndose al mar, y que es fertilizada por el río Guadalquivir: aquí precisamente se adora a una imagen y a un principio femenino. Lo importante de todo esto, y lo que realmente tenemos que tener en cuenta, es el hecho cierto de que todavía hoy prevalece en la cultura andaluza esa sensibilidad especial hacia los estereotipo femeninos, en íntima relación con la Madre Tierra. Es curioso el hecho de que toda esta comarca se haya hecho muy famosa como el coto de «Doñana»; la «ana» o Diosa Madre de tantas culturas. Ana, en la cultura tartésica Astarté.



Este nombre no proviene de la antigüedad sino de hace unos tres siglos cuando el famoso Duque de Medina Sidonia, construye un palacio en las marismas y pasa sus últimos días allí junto a su esposa Doña Ana. Pero lo curioso es que haya pervivido el nombre de Doñana precisamente cuando aquí la fama correspondía a su marido, Don Alonso Pérez de Guzmán, que fue nada más y nada menos que el almirante que dirigió la Armada Invencible que trató de conquistar Inglaterra en tiempos de Felipe II y que fracasó. Sin embargo el nombre que ha quedado asociado al lugar ha sido el de su desconocida esposa, cuando su marido fue un personaje tan importante para la historia. Es sorprendente que la figura de un hombre poderoso, no causó la más mínima impresión ni el más mínimo recuerdo en la psique popular, mientras que la figura de una misteriosa dama viviendo escondida en su palacio de las marismas caló hondamente, formando toda la leyenda de Doñana, en asociación intima a la Virgen del Rocío.

Así que aquí tenéis un poquito de nuestra historia, que además demuestra con todo tipo de detalles que siempre hemos adorado a una imagen femenina en las marismas de Doñana. Que es historia de nuestro pueblo, y NO historia católica, apostólica y romana, ellos se apoderaron de nuestra cultura para hacerla propia, obligarnos a creer lo que la religión católica decía, y no lo que nuestras y nuestros antepasados creyeron y adoraron.

Yo, con este artículo, quiero alzar mi voz a favor de todas las personas andaluzas, onubenses que adoramos las imágenes de nuestras vírgenes o santas, como símbolos de nuestras y nuestros mayores, como veneración a una cultura y a una tradición que llevamos en la sangre. Que ninguna religión nos secunda, solo y simplemente la que nos enseñaron nuestras familias, nuestra historia, nuestra Tierra. Respetamos todo tipo de creencia, por tanto, con razonamientos totalmente objetivos y demostrados, pido que se nos respete también a nosotras y nosotros, respeto a nuestros sentimientos, a nuestras lágrimas, a nuestra pasión, por nuestra Virgen, Santa, Madre Tierra, Astarté… o como quieran llamarla. Tu sigue con tu creencia subjetiva, que yo seguiré descubriendo el significado real de nuestra común pasión.