Recortes si, pero para todos.

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Manuel Garrido Domínguez.
Manuel Garrido Domínguez.

No puedo comenzar esta nueva colaboración con Bonares Digital sin antes desearos a todos un feliz año 2013, haber si de una vez empezamos a ver cómo las cosas empiezan a mejorar y dejan de ser noticia los términos paro, deshaucio, crisis, etc etc..

Bien, veamos, resulta una obviedad que siendo como soy miembro activo de un partido político, ejerciendo de concejal en mi pueblo y estando en la ejecutiva local del mismo, no soy nada sospechoso de ser contrario a la clase política, pensamientos tan de moda en éstos tiempos, lo cual no es óbice para que en un momento determinado pueda estar en desacuerdo con decisiones y políticas que se lleven a cabo, aunque en el caso que nos ocupa estoy más en desacuerdo con las que NO se han llevado a cabo, al menos hasta el momento.

Meter todo en el mismo saco, medir todo bajo el mismo rasero y simplificar las cosas al máximo es un error que se comete muy a menudo a la hora de valorar a la clase política, cosa que es extremadamente injusta.

Yo dividiría en dos motivos principales los causantes de tal desapego y descrédito de los políticos en la calle al día de hoy. Por un lado lo ilegal, la corrupción, son muchos casos, está claro y hay que luchar absolutamente contra ellos y que les caiga todo el peso de la ley al que se demuestre que está implicado. Pero no nos engañemos, en este país hay muchos miles de políticos y cargos políticos en las distintas administraciones, y acusados y sentenciados por corrupción, aún siendo muchos los casos, sólo representan un muy pequeño porcentaje, es decir, la inmensa mayoría de los políticos de este país son gente honesta y no han cometido delito alguno nunca.

Por otro lado está lo legal, y ahí es cuando más sintonizo con aquellos que se sienten indignados. Es absolutamente demencial que en España tengamos la administración gigantesca que tenemos; un país fraccionado en 17, con 17 legislaciones diferentes, con diputados nacionales, autonómicos, provinciales, con senadores, delegados, con una cohorte de asesores y cargos de confianza, con mancomunidades, empresas públicas, etc etc…es brutal, inasumible.

No es lógico que exista «barra libre» para que en los Ayuntamientos los alcaldes y concejales puedan ganar…¡lo que les venga en gana!, y además dentro de la ley. No es normal que se hagan funcionarios a dedo a personas afines a los partidos políticos cuando al ciudadano de a pie le cuesta media vida prepararse y aprobar unas oposiciones. Con sueldos «fuera de mercado», muy por encima de la media, con privilegios de todo tipo.

En alguna reunión con miembros de mi partido y hablo ya de hace meses, cuando estábamos en plena oleada de recortes, ya comenté que para que la gente de la calle comprendiesen y aceptaran los recortes debían ir acompañados todos y cada uno de ellos de otro paralelo para la clase política, por circunstancias no ha sido así y eso ha ido creando un clima anti-políticos que es casi irrespirable, muy preocupante y que no hace más que entorpecer y oscurecer la salida de la crisis.

Parece ser que se están empezando a dar pasos en ese sentido, incluso el gobierno central ha abierto un apartado para que todos podamos opinar de cómo se puede reorganizar nuestra administración. Me parece acertado, sí, pero vamos con retraso, con meses de retraso. Pero es de reconocer que hay interés en arreglar la situación Hay interés por parte de este gobierno en, de una vez por todas, romper ese estatus de » clase élite» que se han creado muchos políticos, a todos los niveles. Porque lo realmente grave no es que un ministro o un presidente del gobierno ganen x o tengan tales o cuales privilegios, porque a ese nivel, ellos ganarían más en el ámbito privado. Lo sangrante es la cantidad de pequeños carguillos que de no ser por la política tendrían que vivir tres veces su vida para ganar ese dinero.

Va a costar mucho trabajo romper con eso, muchísimo, van a hacer mucho ruido aquellos y aquellas que están situados y ganándolo bien y ahora van a ver peligrar ese «estatus». Lo viviremos de cerca, aquí en Bonares pasaremos de 13 a 9 concejales, y ya veremos si el número de liberados no es reducido desde arriba o si la cuantía de los sueldos de altos cargos no son recortados drásticamente. Sería entonces cuando la política recuperaría su esencia de servicio público y sólo entrarían los que lo hicieran por vocación, y por supuesto todos volveríamos a creer en el sistema. Tal y como está montado al día de hoy es imposible creer, simple y llanamente nos sentimos casi robados y estafados.