¿Cómo podemos contribuir a respetar más y mejor el medio ambiente en una zona tan sensible como el Parque Nacional de Doñana? Esa fue la pregunta que el Consejo Rector de Bonafru se hizo hace ahora dos años y las respuestas no tardaron en llegar. Desde entonces la Cooperativa Hortofrutícola de Bonares ha desarrollado un modelo productivo sostenible, en colaboración con el grupo ecologista local, basado en el respeto al entorno y la puesta en marcha de buenas prácticas que eviten su deterioro. Para ello, la entidad ha implantado el Protocolo Zerya de Residuo Cero en sus cultivos de fresas y berries; “fuimos pioneros en el sector”, reconoce el presidente de Bonafru, Manuel Limón, que pretende seguir aumentando el número de hectáreas certificadas en las próximas campañas. Asimismo, para alcanzar su política medioambiental, la entidad ha iniciado un proyecto de replantación de plantas autóctonas en las lindes de las fincas, sin olvidar el uso responsable del agua, en una comarca donde es escasa, y la reducción de fitosanitarios a través de la lucha biológica.
“El siguiente paso que tenemos por delante es saber vender este modelo sostenible para que los mercados valoren el esfuerzo que realizan nuestros agricultores”. Y de momento los resultados están siendo óptimos.
La pasada campaña se cerró para la cooperativa con precios altos tanto en fresa como en frambuesa y arándano gracias a la buena respuesta de los países europeos, hacia donde destina más del 90% de la producción, y donde el consumo de berries va en aumento. Es por ello que Bonafru va a continuar con su proceso de diversificación iniciado hace tiempo a favor de la frambuesa y el arándano, y en detrimento de la fresa. “La rentabilidad es mayor en estos productos y los agricultores están concienciados con ello”, añade Manuel Limón. Pese a ello, la fresa continúa siendo la reina. Supone el 50% de la superficie de la cooperativa y los resultados del ejercicio pasado invitan al optimismo. Todas las variedades han respondido a la perfección: Fortuna, A-10, Primoris y Rábida, y han permitido alcanzar una producción estable, evitando picos en momentos concretos de la campaña.
Proyecto de ampliación
El éxito de Bonafru se traduce en la necesidad de continuar creciendo. Ante la imposibilidad de hacerlo en su zona por falta de superficie disponible, la cooperativa ha adquirido 200 nuevas hectáreas en los términos municipales de Lepe y Villablanca, que pretenden poner en funcionamiento en los próximos años. “Queremos crecer y aquí no es posible”, afirma el presidente. Este afán de superación, de mejora constante y de responsabilidad con su entorno permiten a Bonafru afrontar el futuro con optimismo y con unas perspectivas inmejorables.