Bonares año 1777, Especial “Sabías Que”.

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"Verano, o la cosecha" (1786), Goya (España) - Romanticismo
«Verano, o la cosecha» (1786), Goya (España) – Romanticismo



año 1777

El domingo día veintitrés de febrero, a petición de D.  Pedro de Alcántara Pérez de Guzmán y Pacheco, XIV Duque de Medina Sidonia, se hace un extenso inventario de todas las poblaciones pertenecientes al Ducado de Niebla. Documento firmado por D. Diego Manuel de Morales, escribano público, con real aprobación del Cabildo de Niebla.

En relación a Bonares, se indica que:

-Se compone de 332 vecinos, entre los que se encuentran labradores, muy pocos artesanos, jornaleros y seculares.

Todos ellos se pueden considerar en dos clases: Los labradores que tenían entre hacienda y ganado, no sumaban una renta de más de dos mil ducados libres y apenas sumaban veinticinco de ellos y los que llegan a mil ducados de renta, entre hacienda y ganado libre, son cincuenta y dos de ellos. De los artesanos habrá cinco o seis. Los jornaleros divididos en dos clases: La primera, de aquellos que tienen casa (como de la que se expresara como “un pedacito de viña o tierra”, que se ven precisados a sacar jornal, porque no se pueden sufragar lo que tienen) y hay como treinta y seis de estos. Los restantes, de otra clase que no precisan sacar jornal propio. Los eclesiásticos o seculares son capellanes pertenecientes a la Capilla de la Ciudad de Sevilla: un cura, dos clérigos sacerdotes y un ministro ordenado.

-Por su término, de ancho y largo, cabe decir que toca a Niebla, porque es término salido de aquella Villa. Linda igualmente con los baldíos de Niebla, colindantes hacia el mar, habiendo desde Bonares, una distancia sobre el mar, de cinco leguas de travesía.

-Produce principalmente, trigo, cebada y garbanzos y regularmente mosto, el cual se vende gran parte a las localidades de Huelva y Ayamonte, para sus servicios y fábricas de mosto y legumbres. El sobrante de estos productos, si hubiera, se venden a los pueblos colindantes.

-También existen muchos huertecillos y huertas de cáñamo. Este se vende a los pueblos inmediatos que lo consumen.

-No hay laguna ni arroyo que merezcan atención, solo el río Tinto, que es navegable solo por el lado que dista de una legua y  pudiera este hacerse navegable si se facilitan medios para ello, sin que se conozcan estos medios en la localidad.

-Tampoco existe comercio o industria, porque sus naturales vecinos solo se dedican al cultivo del campo. Solo resta informar que para la mejoría en la villa, se están sembrando tierras libres y poblando terrenos de su dehesa y dándose porciones de terrenos a pobres, jornaleros y otros vecinos, para que plantasen viñas y se fomentara de este modo, su siembra. Y es que estando fundada esta villa, en una cañada, carece de terreno para su extensión, pues aunque hay un sitio cómodo, donde se pudiera dar una expansión, la calle en que se pudieran colocar cincuenta casas, sólo se encuentran actualmente veinticinco por el tipo de terreno, de las cuales sólo dos, son de propiedad.

-Existen también vecinos que viven en chozas, aunque sea con la mayor miseria, viviendo padres e hijos juntos. Esto hace ver que algunos de estos, solicitan tierras a sus vecinos, pagando por ello un tributo, para con ello vivir más cómodamente.

-Al norte de la villa se halla un llano en que hermosamente se podía poblar con nuevas viviendas, con lo que podría convertirse en un pueblo estrecho, de los mejores del contorno.

-Otro asunto de que llama la atención de Su Majestad, es suplicar al Consejo se digne a realizar la composición de los caminos y empedrado de las calles, pues para lo primero, tiene el Cabildo caudales previstos, aunque hace tres años o más que está hecha la solicitud al Consejo y no se ha tenido la venia. Y es un dolor que cuando llega el invierno, se ven como aislados estos vecinos al no poder salir ni los ganaderos, los arrieros, hortelanos y demás, a los comercios vecinos, debido que al no existir caminos, al estar la villa creada en una cañada, se forman unos pantalanes que impiden la circulación a todos los pueblos con quienes tratan.

-Los vecinos  viejos que hay en este lugar, con sus edades, son los siguientes. Hombres: José Velo, 70 años; Juan Velo, 74 años; José Martín, 74 años; Pedro Barriga, 75 años; Gonzalo Ramos, 77 años; Manuel Candelaria, 77 años; Manuel Marín Mayor, 77 años; Manuel de Cabrera, 78 años; Tomás de Reina, 80 años. Mujeres: María Quintero, 70 años; Josefa Carrasco, 70 años, María Salomé de Rozas, 71 años; María Hilazo Muñoz, 73 años; María Legazo, 76 años; Josefa Prieto, 84 años; María Mora, 84 años y Cristina de la Cruz, 86 años.

  • Raúl Delgado