Bonares ayer, hoy, siempre. La Plaza de España.

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La Plaza de España, centro neurálgico de la localidad, se ha visto sacudida estéticamente por la irreparable muerte de una de sus palmeras, el picudo rojo, un escarabajo que está haciendo estragos en la provincia de Huelva cebándose con las palmeras y que no se ha olvidado de Bonares, ha venido a visitarnos, no sabemos si seguirá su periplo por las más cercanas, probablemente alguna más este infectada.

Nadie se imagina una Plaza sin palmeras ya que nos han acompañado durante décadas y forman parte del paisaje en el que hemos crecido.

Los servicios municipales están en ello y ya llevan más de un año de tratamientos preventivos, esperamos que las técnicas y los tratamientos que se están llevando a cabo den los frutos deseados y podamos seguir disfrutando de tan bello paisaje.

 La Plaza de Bonares

Indalecio iglesias.

En la plaza, las horas transcurren en calma, siempre plácidas, por la mañana se puebla de años y experiencias, se sientan los viejos en los bancos y ejercitan la memoria recordando un pasado que vivieron sin saber que lo vivían, al mismo tiempo, esos recuerdos, derrotan los años y evocan otros tiempos, en los que los niños jugaban en la plaza y ellos mismos siente, el viento en la cara, igual que cuando corrían jugando al escondite entre los arriates y estos recuerdos le llenan los ojos de juventud aunque ya solo juegan con el ajado bastón.

"plaza de bonares"
Plaza de España años 40-50, con las palmeras recién plantadas. Click para ampliar .

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El sol se vuelve caprichoso, y en la plaza reina el calor, mientras, las esquivas sombras casi desaparecen, las gentes, buscan la protección en sus casas y ella se queda sola, entonces resplandece, las horas del calor le confieren un fulgor que solo se atreven a profanar los gorriones, ¡es muy bella la plaza de Bonares!, tan bella que cuando dejamos al corazón vagar por su espacio, los Bonariegos nos sentimos orgullosos de serlos.

Es muy difícil recordar momentos tristes en la plaza, en los recuerdos, este lugar está lleno de momentos felices, los niños al jugar en el templete se sienten conquistadores de un trono, fuertes y poderosos. Los jóvenes, a veces tienen la fortuna de cazar una mirada, que la plaza hará que nunca pierda la magia que perfumaba el generoso azahar, y amarán este lugar y serán dichosos compartiendo atardeceres, que guardarán en la memoria y cuando la vida los llenen de años la recordarán perfumada en los atardeceres, y sentirán que sus corazones se vuelven jóvenes, enamorados y eternos.

"fiestas patronales"
Las vimos crecer, años 60 poniendo las casetas, Click para ampliar.

Algunos días nuestra plaza, es un pequeño mundo, con muchas razas y naciones, llena de fronteras invisibles, en un rincón los árabes, en otro los norteafricanos, bajo un naranjo los sudamericanos y sentados en un banco los del norte de Europa, entre todos ellos estamos nosotros y cada uno somos una isla rodeados de soledad.

La plaza siempre fue un lugar de encuentro, no hace mucho los jornaleros acudían cada mañana a la plaza, allí buscaban trabajo, hoy son otros los que lo hacen pero ¿realmente son otros?, ¿ellos, son lo jornaleros?, ¡no! ellos, son nosotros y la plaza es nuestra, pero también de ellos, la plaza es de todos los que a ella acude, porque en nuestra plaza lo encontramos todo, trabajo, amistad, compañía, calor en el invierno y frescor en el verano.