El viernes pasado viví una experiencia muy barcelonista en la Peña Carlos Rexach de Bonares, una localidad de Huelva que hace veinte años decidió crear una peña con mi nombre. A mí ya me sorprendió en aquel momento, porque como les dije, yo ya estaba retirado y nadie se acordaba de mí. Fue un detalle que siempre he agradecido.
En el XX Aniversario no podía faltar, así que busqué un hueco para estar en su fiesta. Nada más llegar visité una de las doce Cruces de Mayo, una especie de capilla artesanalmente realizada y muy populares allí porque compiten entre ellas por barrios. Luego me hicieron un homenaje y a continuación hubo un coloquio en el que me preguntaron de todo. Especialmente por Tito y Pep, querían saber si uno es mejor que el otro y ese tipo de cosas.
Les dejé muy claro que en lo futbolístico son los dos de primer nivel, muy buenos y con una idea de juego que, ya se ve, es muy parecida. Es que yo me siento un poco como un ‘padre’ de esta generación. Hace 25 años yo entrenaba al juvenil donde estaban Guardiola, Tito, Altimira y Roura. Y ya eran como los conocéis. Tito era de todos el que tenía más personalidad. Si un día no lo ponía o lo cambiaba antes de tiempo venía siempre de cara a preguntar y a decir lo que pensaba, ya era un tío muy recto. Pep era distinto, cómo lo diría, más filósofo y de aquellos que aprendió enseguida a manejarse en todas las situaciones. Siempre le ha dado más vueltas a las cosas. Ya era, lo digo con todo el cariño, un pesado, lo preguntaba siempre todo, lo quería saber todo.
Como los peñistas de Bonares, entre los que me sentí muy a gusto, que insistieron en conocer detalles. La ventaja de Guardiola, expliqué, fue como la mía, que hemos pasado por todas las etapas y situaciones en el Barça. Y eso te hacer ponerte en el lugar de cada jugador o del entrenador, sabes lo que uno siente y piensa.
Tito Vilanova creció como entrenador en la etapa de Pep y creo que sigue siendo el mismo que de joven, una persona directa, que no engaña al jugador, no se calla, le dice siempre la verdad y si cree que uno no va a jugar en toda la temporada se lo dice y se lo argumenta. Pep y Tito, los dos, son grandes entrenadores. Recuerdo que yo puse a Tito a entrenar a los cadetes, que por cierto no perdieron un partido, y que un buen día me dijo: “Tenemos un futbolista que yo no he visto nada igual en mi vida”. Se refería a Messi.
Salió el tema del Madrid y les di mi opinión antes de empatar este domingo. Más o menos la acerté. En cualquier equipo lo importante es el ‘gallinero’, que no esté muy alterado y el del Madrid lo parece desde fuera.
Un poco es lo que pasaba antes de llegar Pep, que no se quedó con Ronaldinho y Deco. Como el club no pudo traspasar a Eto’o pareció que si se quedaba solo no alteraría el vestuario, pero un día, en el campo del Betis, con 2-1 perdiendo, Pep le dijo que se quedara en la banda, Samuel se fue al centro y marcó el empate. ¿Qué hizo? Volvió al banquillo y le gritó a Guardiola: “¡Lo ves, lo ves!”… Pues bueno, aquel día acabaron sus opciones de quedarse. Es importante que el vestuario sea una balsa de aceite.
Se acordaron que yo estuve a punto de traer a Cristiano al Barça. Es verdad, seguí a Cristiano y a Quaresma y cené tres o cuatro veces con Mendes, su agente, para llevarlo al Barça. Pedía mucho dinero y al final se lo llevó el Manchester. He de decir que en aquel momento Quaresmatenía más cosas que Cristiano, luego uno evolucionó y el otro no.
Por descontado me preguntaron por el Balón de Oro. Aunque todo es opinable, Messi es de otra galaxia. Pero esta pregunta no es de las difíciles.