Peculiarmente interesante es el papel que desempeña la red social en el proceso de redistribución de renta que tiene lugar en la sociedad española, amortiguando una desigualdad económica actualmente creciente.
Esta interminable crisis está poniendo de manifiesto la solidez de una institución, la familia, entendiéndose como tal, no sólo a la línea de consanguinidad, sino también la afectuosa, institución que, con demasiada frecuencia, pasa desapercibida para la mayoría de nosotros.
Hijos, padres, hermanos, sobrinos, tíos, primos, amigos, etc, constituyen una capa protectora para cada miembro de la institución familiar en las que cada uno de nosotros, solidariamente nos integramos. Ya decía Aristóteles aquello de que “el hombre es una animal social”.
Cada cual, dependiendo de factores tales como el tamaño de nuestra familia, su cohesión, la escuela, el barrio donde se nace, nuestra propia forma de ser, o como genéricamente decía Ortega, “nuestras circunstancias personales”, configuramos nuestro círculo social. Círculo, que además de ser dinámico y cambiante en el tiempo, se interrelaciona con el de los demás a cada instante. Este hecho constituye un proceso social fantástico, que deberíamos poner en valor, especialmente en Bonares.
Pero estamos tan mecanizados en nuestros quehaceres diarios, que dejamos poco espacio a la reflexión de estos menesteres. Quizá haya sido una inconsciente comparación entre las celebraciones de las Comuniones de estas últimas semanas, con las de mi época de niñez, el detonante de esta reflexión que quiero compartir con vosotros.
Si equiparamos los conceptos de celebración de BODA, BAUTISMO, COMUNIÓN o CUMPLEAÑOS al de un PROYECTO EMPRESARIAL, y los de INVITADOS, COMENSALES o PARTÍCIPES al de INVERSORES, no parece extraño pensar que en nuestras celebraciones sólo estemos ante un proceso mediante el cual “personas con dinero que confían en personas con ideas, trabajan juntos para sacar un proyecto adelante” (concepto de Crowdfundig por Javier Martín).
En el caso concreto de ayer, más allá de connotaciones religiosas, absolutamente respetables, y sin hipocresía, el proyecto consistía en CONVERTIR EN PROTAGONISTA POR UN DÍA a la niña que celebraba la comunión, los promotores del mismo fueron sus padres, los inversores, los invitados pertenecientes a su red social, y el resultado parece que fue exitoso, por cuanto la niña rebosaba felicidad.
No es baladí decir, que quizá el proyecto, o la categoría del mismo, hubiera peligrado, de no existir el modelo de crowdfunding bonariego, que fundamentado en la filosofía del “hoy por mi, y mañana por ti”, nos une y cohesiona fuertemente.
Los anglicismos modernizan el lenguaje, pero no debe olvidarse, que el mundo no se descubrió ayer, y que la sociedad es sabia, y evoluciona antes que aquel.
