A D. Antonio Bueno, DESDE GALILEA.

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DESDE GALILEA

Antonio Martín Carrasco, sacerdote de Bonares.

Desde que ingresaron Antonio Bueno nuestro querido Sacerdote de Bonares en el Hospital, he estado en contacto permanente con nuestro pueblo teniendo noticias de su proceso mañana y tarde. El 2 de Enero en plena agonía, la Iglesia celebraba en ese día la fiesta de los dos Santos BASILIO MAGNO y GREGORIO NACIANCENO, amigos entrañables.

Leyendo las DISERTACIONES del Obispo S. Gregorio Nacianceno y de su amistad con S. Basilio me ha dado pie para escribir algo de lo que escribe él sobre su amigo y lo he escrito a la misma hora en que se celebraba su funeral en la Parroquia,. Dice S. Basilio: ”como el curso de un río naciendo en una misma patria, se divide luego en dos cauces hacia diversas regiones y de nuevo por disposición divina vuelve a unirse”… prosigue:…”no sólo admiraba yo a mi grande y querido amigo Basilio por la seriedad de sus costumbres, sino por los que conocía su fama y lo admiraban”…

Esto me hace reflexionar en este momento, cómo ese río de nuestra vida, nacido en nuestro querido Bonares, ha tenido también dos cauces que al final desembocaran en el mismo mar. El ha sido primero y yo esperando desaguar cuando Dios lo tenga previsto. Yo fui elegido primero desde niño, él lo fue desde joven casi con novia. Ambos nos encontramos en el Seminario se Sevilla, nuestra Diócesis, en aquel viejo Palacio de San Telmo. Y sigue diciendo S,Gregorio: … “Este fue el principio de nuestra amistad, la madurez y prudencia de sus palabras… y prosigue:… “este fue el pequeño fuego que empezó a unirnos de este modo se estableció un mutuo afecto entre nosotros”…

Ambos ríos, como digo parten de Bonares y hemos llevado nuestras aguas por distintos cauces, que a veces los cauces se han asemejado: El, en las minas de Riotinto. Yo, en las de Tharsis. El, organizando una de las nuevas parroquias de Huelva: la de “Cristo Sacerdote”. Yo, organizando dos: la de Ntra Sra de Belén y la de San Leandro. Las tres llevan el sello de dos hijos de Bonares. Hemos realizado apostolados distintos, que para muchos han servido de división y malos encuentros. En nosotros jamás hubo división ni desencuentros. Siempre estuvimos de acuerdo cada uno en su campo.

Prosigue S.Gregorio:…”Es como si dos cuerpos tuvieran un alma en común… idéntica era nuestra actividad y nuestra afición: aspirar a la virtud, vivir con la esperanza de las cosas futuras y tratar de comportarnos de tal manera, que aún antes que llegase el momento de salir de esta vida, pudiese decirse que habíamos salido de ella”…

Es curioso, como decía, que esto lo esté escribiendo yo a la misma hora en que se está celebrando su funeral en Bonares presidido por nuestro Obispo. Y no tengo complejo de que en esta alabanza que le hago vaya incluida la mía. El recorrido de mis aguas ha tenido un cauce de pobreza personal de la que estoy satisfecho y a la que no renuncio. El cauce de sus aguas ha sido de más prestigio merecido: Canónigo y Párroco de la prestigiosa parroquia de la Concepción de Huelva. Las mías han recorrido los Suburbios pobres de la ciudad y por esos mundos de pobreza de Hispanoamérica, terminado escondido para el resto de vida que me queda, en este Monte Santo de las Bienaventuranzas.

Era él, ya, el más antiguo de los primeros sacerdotes consagrados en la nueva Diócesis de Huelva, mientras los que nos precedían ya murieron. Su muerte me deja a mí ese puesto de primer consagrado en la nueva Diócesis y en espera de celebrar el próximo 13 de ABRIL mis 60 años de Sacerdote, que celebraré en esta vida oculta que el Señor me ha preparado para un día encontrarnos ambos en su presencia.

Termina S. Gregorio y yo también termino:…”así como otros que tienen un sobre nombre por méritos personales… para nosotros el mayor título de gloria era el ser cristianos y ser con tal nombre reconocidos… el Señor revela honduras y secretos que distribuye a cada uno según le place”…

Descanse en PAZ este, mi hermano, y que el Señor le tenga en cuenta todos sus afanes como los tuvo de su siervo David.

DESDE GALILEA

Antonio Martín Carrasco

Sacerdote de Bonares