«DESDE GALILEA» Despedida.

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Sacerdote D. Antonio Martín Carrasco.
Sacerdote D. Antonio Martín Carrasco.
Sacerdote D. Antonio Martín Carrasco.

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Tenía un artículo para enviarle a nuestro amigo Cristóbal Domínguez, pero al leer los dos reportajes de nuestro querido Párroco y no menos querido Cándido, hasta ahora Presidente de algo tan nuestro como la Hermandad de la Santa, he guardado ese artículo para otra ocasión. De ambos tengo motivos personales para certificar lo que afirmo.

Jose Rafael Prieto
José Rafael Prieto.

Nuestro Párroco, para mí (Pepe Prieto), lo he querido casi como un hijo, por sus años de seminarista cuando me hicieron Administrador y Formador en el Seminario de Huelva. Me entregaron el Seminario con un gran déficit y él y otros me ayudaron a convertirlo en los veranos como Residencia económica de Turismo, con sus 125 habitaciones, que algunas se utilizaban durante el año, como Seminario Menor de muchachos que nunca llegaron al Mayor. El poco número lo convirtió en un centro insostenible. Él, trabajó en el Bar que abrimos y era un trabajo agotador. Por las noches cuando se cerraba me daba lástima de verlo tan agotado. Pero pudimos reparar los tejados en ruina, que hoy lo disfruta el gran Colegio Diocesano. El Obispado dio media Huerta para edificar la Barriada del Torrejón y al poner una débil alambrada se convirtió en un “baldío” lo que quedó de Huerta y los campos de deportes del Seminario, que ni nuestros muchachos podían jugar en los tiempos de los recreos, ocupados por los del Barrio. Entones acometimos la construcción de 1.500 metros de tapias (Kilómetro y medio), de 2,50 m. de altura y además a los seis años cuando él ya fue Sacerdote y yo me fui de Misionero, lo pude entregar con “superávit”.

Cándido Coronel.
Cándido Coronel.

Cándido, su familia forma parte de mi niñez, ¡Cuanto me querían sus abuelos Antonio y Nazaria!. Y tanto él como Pepe Prieto, dos excelentes artistas, demostrado el uno por sus Iconos y por cómo nos deja la abandonada Ermita de San Sebastián y nuestra Parroquia. El otro lo demuestra cada año en las Cruces y seguirá demostrándolo. Y más de uno se preguntará: ¿De dónde saca tanto arte cada año?

A propósito sobre la Ermita de San Sebastián hay un “¿Sabías que?”… que no sé si algunos de los que vamos quedando lo saben. Cuando el Ministro Mendizábal le usurpó los bienes a la Iglesia, tuvieron que marcharse los Dominicos de su Convento de Santo Domingo, situado unido a la Ermita y dejar fincas llamadas “Santodomingo”, Que conocí cuando niño por el sitio llamado “El Romeral”. Después el ayuntamiento permitió que perdiésemos su retablo mayor. Hoy en el Sagrario de San Pedro de Huelva y probablemente el nuestro de Santa Ana también sería de la Ermita porque ha conservado el escudo dominicano.

Pero la Ermita la inscribieron en Moguer como “Hermita”. Alguien del Registro advirtió al entonces Párroco D.Rafael Calderón de que el error le hacía propietaria a la Iglesia de la que nunca dejó de llamarse Ermita de San Sebastián, la otra “Hermita” jurídicamente nunca existió. Pudo reclamarla y recuperarla. El Ayuntamiento de entonces no es que fuese generoso en donarla a la Iglesia, porque nunca fue suya. Al recuperarla se le ha dado muchas utilizaciones desastrosas y al final nuestro querido Pepe Prieto nos deja esa que no fue “Hermita”, convertida en una verdadera joya de Ermita. Yo este verano le he regalado un Relicario (ya que la ha dedicado a la adoración Eucarística) con un hueso auténtico, del  Beato D. Manuel González, Obispo de los Sagrarios y Fundador de las Hermanas Eucarísticas, que me donaron ese Hueso autentico, cuando le hice el homenaje al Beato D. Manuel en la Isla Chica, lo que entonces sus chozas, se llamaba “El Barrio de la Peste” por la Fábrica De “Guano” que existía cercana y que él tanto nombra en sus escritos y tanto se volcó en ese Barrio tan pobre. Con este nuevo artículo sabemos una cosa más sobre nuestro querido pueblo y además comprobado por los libros de arte que manejé en el Seminario de San Telmo de Sevilla, entonces nuestra Diócesis.

DESDE GALILEA

Antonio Martín Carrasco

Sacerdote de Bonares