El Huevo y la Rosca, por Raúl Delgado.

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"Vivencias"
Raul Delgado G.

Bien podría tratarse de un plato culinario de esos de mucha loza y poca comida, o aquel que te recomiendan en esta o aquella guía de carretera o de ese que recibe premios al mejor chef por su elaboración.

Pero no, nada más lejos de la realidad, lo importante para quien esto lo ve desde su desconocimiento y perspectiva, no es el nombre, sino el contexto, lo que va más allá de un simple huevo y una horneada rosca, lo que hay detrás de todo esto, lo que apenas se percibe pero es realmente lo que sustenta la base de todo esto.

Son el huevo y la rosca un eslabón más de esa cadena irrompible, de esa cadena llamada tradición, que junto a las Cruces, pasa de padres a hijos y de abuelos a nietos.

Son tiempos de tecnología, son tiempos de redes virtuales, son tiempos donde el propio tiempo devora la capacidad de sentarse y disfrutar de las pequeñas cosas que nos ofrece la propia vida. Pero por un momento, por un día, toda esta gran maquinaria informatizada, queda apartada por un huevo y una rosca que cobran su papel protagonista, tan insignificantes, pero que importantes resultan.

Huevos y roscas que reciben a la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Bonares en El Corchito, una Hermandad que llega a su casa, tras caminos y arenales, tras oraciones y plegarias; huevos y roscas, dos inseparables,  porque uno no puede estar separado del otro.

Huevos pintados, ya  dibujados en la mente y que son decorados cuando se dan cita la ilusión de los niños con la paciencia de sus padres y familiares, para entre todos seguir forjando esa cadena antes citada, para que no se pierdan las costumbres que como dice aquella vieja letra “que mis costumbres son esas y no las quiero perder”. Porque ellos son capaces de reunir a la familia, de sentarlas a la mesa, de hacerlos convivir juntos, tan difícil esto en los tiempos que vivimos.

Pues sí, dos protagonistas únicos, el huevo y la rosca, la rosca y el huevo, que sobreviven a su propia vida, que son la muestra viva de esas tradiciones, de esas costumbres que son parte esencial de la historia de Bonares.

Como decía anteriormente, desconocía esta tradición, pero en ese patio de la casa recién baldeado parar estar más fresco, ya que a uno le abrieron las puertas sin llamar, y con ayuda claro está, principalmente de una guapa bonariega, pinté mi primer huevo, confieso que estaba nervioso y tras un poco de imaginación, pintura y decoración, nació San Huevín, y lo hice patrón de los huevos de las Cruces de Mayo, Romeritos, Ferias y Romerías.

De la rosca, no sabía que había que encargarlas, cosas de novatos, el año que viene prometo hacerlo a tiempo.