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Este año quiero homenajear a los nacidos en 1.942, “la quinta de 1.963”, la mía, ya que ese año cumplíamos 21, que entonces era la mayoría de edad. El día 18 de Abril de este año, hemos comenzado la celebración llevándole un ramo de flores a nuestra Excelsa Patrona Santa María Salomé y pidiéndole por los presentes y sus familias así como por los que ya gozan de la Gloria con Ella y posteriormente, en los jardines de su Ermita, nos hemos hecho la clásica foto que perpetuará la presencia de los asistentes a este acto de confraternización.
Luego, reunidos en el Centro Benéfico y Cultural compartimos un espléndido almuerzo de convivencia, preparado y servido por el equipo del gerente de dicha Sociedad.
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Pero, ¿qué son los “Quintos”?, ¿Cuál era el origen y porqué a los jóvenes que iban a hacer La Mili se les conocía como “Quintos”?
En el siglo XV, el rey Juan II de Castilla impuso la obligatoriedad del sustento del ejército real a través de una aportación económica o bien mediante una contribución de sangre, la cual consistía en que uno de cada cinco mozos mayor de edad se incorporase a la milicia.
Se llegó a la conclusión de que esa proporción era la adecuada para conseguir un buen número de soldados, ya que también se contaba con la incorporación voluntaria y, sobre todo, las poblaciones no quedarían desiertas de jóvenes para trabajar la tierra o realizar los diferentes oficios.
Al tratarse de un sorteo en el que se “quintaba”, (se escogía una quinta parte), a los muchachos elegidos para incorporarse a filas se les comenzó a llamar “Quintos”, y de ahí que también se terminase utilizando el término para señalar a aquellos que eran de la misma edad o que habían realizado en el mismo año el Servicio Militar (ser de la misma quinta).
Los “quintos” han sido una de las tradiciones más arraigadas en España a lo largo de este siglo, pero sobre todo en los medios rurales donde su estampa es más familiar y más cercana.
Las calles de los pueblos tenían un aroma especial. En muchos de ellos los mozos se apoderaban de ellas con sus coplas, la mayoría de las veces de tono subido o indicando que esa quinta era la mejor de todas, mientras rondaban a las muchachas.
También el día del sorteo, el alcalde preguntaba al quinto si tenía algo que alegar a lo que éste podía contestar:
“Nada, Hijo de viuda pobre, Corto de vista, Pies planos, Tengo uu hermano en la mili, etc. De esta forma algunos de ellos podían librarse de hacer la mili….”
La talla y el reconocimiento tenían lugar en el Ayuntamiento que generalmente estaba lleno por los mozos y los familiares. El sorteo que tenía lugar al año siguiente, no se realizaba en el Ayuntamiento sino en la Caja de Reclutas de la provincia correspondiente. Allí se iba para saber que letras habían salido para los diversos destinos. La suerte se echaba entre África y la Península, siendo los destinos de África los peores, llenando de disgusto y pesar a familiares, novias y amigos.
Antiguamente existía la posibilidad de librarse de cumplir el servicio militar pagando a otros mozos que reemplazaban al titular. La figura de este soldado recibía el nombre de “soldado de cuota”. En los tiempos de mis abuelos estos muchachos se vendían por 2.000 reales, más o menos.
De la talla se encargaba un empleado municipal, el cual una vez tallado el quinto y vista su sana presencia daba el grito de “soldado útil para el servicio”. Si presentaba alguna alegación se declaraba “soldado útil pendiente de fallo”, a expensas de lo que decidiera la Caja de Reclutas de la provincia, donde finalizaría la revisión del expediente.
Por último que decir de las numerosas coplillas que los quintos cantaban por las calles de los pueblos y en las que alardeaban de ser los mejores quintos o simplemente utilizaban el tono picaresco.
En nuestro pueblo, de la quinta, aparte de golpear bidones vacíos con palos, mientras gritan desaforadamente haciéndolos rodar por las calles con un ruido ensordecedor, no recuerdo que nunca rondara con canciones, a pesar de que durante toda mi vida profesional me la pasé diciéndoles a los alumnos que cuando fueran quintos, cambiasen la forma de celebrar dicho acontecimiento de una manera más bonita y cultural, con instrumentos de música y bonitas canciones, pero fue predicar en el desierto.
De otros sitios recuerdo algunas de ellas:
“Todos los cortos de talla, uncidos en una noria, ya que no sirven a la Patria que rieguen las zanahorias”
“Las madres son las que lloran que las novias no lo sienten, que quedan cuatro pollitos y con ellos se divierten”
“Madre no llores por mí que mi madre no eres tú, que mi madre es la Bandera de la Sierra el Gurugú”
“Por esta calle me voy y por la otra doy la vuelta, la niña que a mi me quiera que tenga la puerta abierta”
“Madre los quintos se van y yo no me quiero ir, porque dejo en esta calle un capullo medio abrir”
También recuerdo el estribillo: “Si se lo han de llevar que se lo lleven, mientras más pronto vaya más pronto viene, más pronto viene niña, más pronto viene, si se lo han de llevar, que se lo lleven”
Finalmente en 1.999 se ha producido el ultimo alistamiento. Es la quinta del 82. La Ley ha suprimido el servicio militar obligatorio, dando lugar así a un ejército profesional del que también forman parte las mujeres.
Pero no olvidemos una cosa: decir en un pueblo pequeño que alguien es “quinto mío” suele llevar implícito el concepto de amistad y vosotros… ¡SOIS QUINTOS MÍOS!
Termino con tres Poemas, tres Sonetos referentes a nuestra quinta:
A
En el año cuarenta y dos nacimos,
a la espalda quedó la amanecida,
al frente una incierta atardecida,
la vida, a nuestro modo la vivimos.
Tiempo feliz y triste conocimos,
seres queridos ya están de partida,
la vivencia en el alma, adormecida,
feliz infancia creo que tuvimos.
Nuevas generaciones han llegado,
y han habitado el espacio vacío
que antes habíamos ocupado.
Seguimos navegando por el río,
nuestro destino, Dios ya lo ha marcado,
al mar devorador del señorío.
B
Quintos que están en el cielo de estrellas,
luceros en la noche alumbrando,
a sus seres queridos animando
a que sigan imprimiendo sus huellas.
Unos vivieron primaveras bellas,
otros en días fueron acabando,
otros andamos subiendo y bajando
pidiendo que el dolor no deje mellas.
Ellos siguen viviendo en muchas mentes,
en el alma de sus seres queridos,
en el pecho de tantas buenas gentes.
Sus recuerdos quedaron adheridos
a vivencias en nosotros presentes,
a momentos que quedaron prendidos.
C
A la Milicia Universitaria
Servir en la Milicia fue un honor,
yo hice en Montejaque el campamento,
dos veranos sin parar un momento,
seis meses de trabajo y de sudor.
Desde el izar la bandera al albor,
la instrucción y las canciones al viento,
la vivencia me dio el conocimiento
de ser de un C.I.R. (1) Oficial Instructor.
De Alférez a Camposoto llegué,
fue para mí una grata experiencia
y de vida castrense me empapé.
Tuve dudas cuando me licencié:
seguir de militar, nueva vivencia.
Marcharme a la Academia (2) rechacé.
(*)C.I.R = Centro de Instrucción de Reclutas.
(2) Había entonces una Academia de Transformación para Oficiales de Complemento a la Carrera Militar.