Gracias.

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«El agradecimiento es la memoria del corazón»
Lao-tsé.  Filósofo taoísta.

"Vivencias"
Raul Delgado G.

Gracias a una mujer que conserva la esencia de la belleza en su presencia, he comprendido todo cuanto la duda alcanzaba; he vivido aquello que anoté en la agenda del deber hacer; estoy aprendiendo más de lo que dejaron escrito en los libros y he sentido el calor de quienes sin preguntar mi nombre me dijeron aquí tienes tu casa.

Culpable de todo ello otra Mujer, aquella que ya en tiempos del Párroco Don Francisco Labrador, fue descrita como una guapa mujer rubia de piel blanca, mujer puesta por Dios a los pies de un pueblo, sin saber que sería el pueblo el que siempre estará a sus pies; pueblo que me enseñó que no es una, sino doce las Cruces que clavadas en lo más profundo de su tierra, son como doce vigías que ni el tiempo envejece. Vigías como aquellas dieciséis criaturas, que guardan como secreto todo lo que les contaron y lo que vieron, historias de bailes de sociedad en los casinos y casetas particulares, sonidos de los conciertos de la banda de música local, el esfuerzo por intentar ser el primero en la cucaña, la sonrisa del niño que vence a todos en la carrera de cintas y la noche iluminada por unos fuegos artificiales.

Seguro que alguno de ustedes se preguntará quien diablos soy yo y a que vengo a contarles lo que siento, pero cuando el corazón habla y me permiten hacerlo, solo puedo dejar que la tinta cobre vida en el papel, ese papel que huele a la juncia que da paso al verano; blanco como la cal de las casas; arrugado como el rostro de esos mayores que con las manos encalladas firmaron un pacto con el paso del tiempo; en el que dibujar como dar forma al huevo que convive con la rosca y donde escribir los sonetos mas hermosos que cantan los quintos desde un balcón o salen de unos andares al compás de un la, un mi y un re.

Vuelvo a interrumpir como se, con palabras escritas para que lo dicho no se lo lleve el viento y aquí de nuevo las firmo, aquí para decir gracias a todo un pueblo, para que no se me olvide nadie,  por todo lo vivido durante este año al que poco le queda.

La tostá sigue llevando aceite de la cooperativa, siguen en la alacena las tortas de pascua y en el despacho continúa la fotografía de esa morena llamada Salomé, de la que nadie sabe como llegó a Bonares, y sobre Ella.. volverá la historia a hacerse presente.

Que este tiempo de Adviento sirva para no solo preparar la Navidad, sino también para coger fuerzas para ese año próximo que ya vemos cercano,  donde todo como un nuevo traje de domingo, volverá a estrenarse.

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.