La Espera, por Raúl Delgado.

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"santa bonares"
"santa bonares"

 

Es esa y no otra, la que marca el compás del tiempo que lo es todo, acentúa los nervios que hacen diferente el son del corazón, ata los días del calendario con los hilos de la paciencia, encierra a la memoria en el cuarto del pasado y hace ver que todo se fue, pero que todo de nuevo volverá.

 

"Vivencias"
Raul Delgado G.

Vive en esa tierra regada por las lágrimas de quienes  se quedan mudos como espantapájaros, silencian su palabra y solo son capaces de mirar a Santa María Salomé,  que por Octubre baja del cielo a visitarles.  Y a Ella le hablan a través de sus propias lágrimas, las mismas que cuando caen a la propia tierra, la riegan con el secreto mas profundo de su alma que cada cual tiene para si, el mas guardado, mas personal y más intimo que habita en lo más oculto de quienes te ven. Tierra seca por el sol de un verano que se fue; tierra que siente también su propia espera, porque sabe que llegará ese mes, ese mes diferente, nada corriente y de nuevo será regada como cada año  y ese riego, esa agua de fuente viva, se colará por cada rendija de esas casas de Bonares, como agua que calma la Sed, porque es agua de amor, agua viva de pasión compartida.

Me hizo decirle a Ella y allá por Marzo, unas palabras escritas en las trémulas mesas donde se agolpó el recuerdo, el corazón y el silencio, palabras escritas donde tras cada una agonizaba la tinta y desfallecían las frases que escribió mi corazón con la imborrable tinta de los sentimientos  y guiadas hasta un atril por el suave viento que nació de esa tierra de tortas de Pascua y migas, de arriba de abajo, de debajo de arriba, de aquí y de allí, de romeritos y Cruces de Mayo. Y lo que le dije, muy pocos quisieron conocer y que me importó a mi eso, si a ellos no iban dirigidas esas palabras, porque el destino final era Ellla y mirándote a la cara a través de mi corazón, a tus ojos negros, oscuros como la noche mas cerrada, te dije gracias por haber querido que tu tierra pariera ese ángel en forma de mujer, musa de todas mis letras, esas que hoy escribo, pronuncio y no renuncio y que como la vez primera sigue caminando a mi vera.

Habla y no miente porque para que mentir si todo lo dicho se dijo para no dejar nada en entredicho,  muestra la única verdad palpable en los sentimientos descritos por quienes me hablaron de Ella e hizo que todo cuanto pensé en mi interior se hiciera realidad al verla por vez primera, porque esa vista puso imagen definitiva a la imagen que de Ella me describieron y no lograba dibujar en mi mente, porque esa vista, esa mujer que vieron mis ojos, fue el resultado final de todas las palabras que se juntaban en mis pensamientos dándose forma entre ellas.

"bonares"Nos llevará primero allá por finales de septiembre, a una vieja casa donde Ella vive con sus pequeños y espera sentada a quienes van a visitarla, aunque hacerlo pueden hacerlo todo el año  y esa estampa que se produce cuentan que es calcada a ese encuentro maternal que solo se produce entre el amor de una madre y sus hijos.  Me cuentan las mujeres del pueblo, que Ella, escucha y conversa con quienes clavan su mirada en la suya, y con su voz fina y templada, calma de paz al atormentado, sacia la quietud del que espera, muestra el final del camino a los perdidos y sacia de su amor a los corazones sedientos. En esa casa, al fondo, en el jardín, juegan sus pequeños, Juan y Santiago, dos que formaron parte de la historia, de esa historia en la que un hombre dijo coge tu Cruz y sígueme.

Mostrará el camino a aquel hombre que no vivió esclavo de las miras humanas ni de los hombres mismos, sino entregado a Dios en su total persona. Ese hombre, que acompañado por las quintas del pueblo, sale de su casa, la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y va en busca de esa misma mujer que encierran estas letras. Y cuando la encuentra calle arriba, bajo el dintel de su pequeña casa, de su pequeña ermita, ese hombre, San Francisco de Borja, la mira y solo el viento sabe lo que se cuentan. Dicen que el la ama en silencio, pero la conversación es corta y el tiempo se apresura.

Calma los nervios de esos quintos que impacientes esperan en ese mismo dintel de la ermita, que esa conversación entre Santa y Patrón, termine. Y cuando el viento silencia los pensamientos de amor, esos quintos, llevados con el corazón, van en busca de Ella, esa novia guapa, esa misma que fue novia de sus padres y abuelos, de esos que también fueron quintos de Bonares, porque ellos, como dice la letra “desde niño quería ser quinto y llevar mi patrona a hombros a Santa María Salomé…”. Y la cogen y la posan sobre sus hombros, que mas importa, si bajo su manto dicen que Ella todo lo cura. Y en ese momento, dicen que todo se silencia, que calla el reloj de la plaza, quieta se queda la cigüeña del campanario y todo se queda parado, reflejado, guardado en la memoria de quienes contemplan esa mirada añil de mujer joven, belleza por los rayos iluminada. Ella, mujer paciente como la propia espera. Quienes la ven, nerviosos y nerviosas como al verla por vez primera.

Indica el camino que recorrerán las quintas que llevan a su Patrón, a los quintos que llevan a su Patrona y a todo un pueblo que se hace presente también en ese día. Camino que lleva a dar una vuelta a la Plaza de España, pasar por la puerta del bar Código, hacer pequeña parada en la puerta del Excmo. Ayuntamiento y llegar a la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, donde San Francisco de Borja le invita a vivir unos días en esa su casa. Unos  días, en los que a Ella le oficiarán una Novena en su Honor.

"patronales Bonares"

Hace revolucionar los corazones de los quintos y quintas que una noche cualquiera, quien sabrá que noche, pero seguro que para ellos la noche de todas las noches, saldrán a recuperar esa vieja tradición, pero con otro sentido completamente distinto y haciendo ruido con los más variopintos instrumentos, latas, chapas… saldrán a divertirse por las calles del pueblo.

Le pedirá al sol que ese día, ese veintidós de octubre, brille como nunca porque Santa María Salomé saldrá de nuevo a hombros de los quintos que este año tengan el honor de llevarla y la pasearán de nuevo por esas mismas calles de Bonares, donde le rezaran, porque para ellos, para todos, Ella es paz y consuelo.

Hará que como el agua llega a la plaza, el viento a las macetas, el juego a los niños, el frío a la casa, llegue ese día de primero de noviembre en que Ella, cansada del camino, regrese a su casa con sus hijos y de nuevo a hombros de sus quintos, esperando que todos los que la han venerado como Reina, vayan a visitarla sin pedir permiso para ello.

 

La espera es ese antes

Que marca la hora que se acerca

Esa en la que nada falta

Y todo se sobresalta

Acerca el tiempo y el ahora

Porque todo con ella ha llegado

Sabiendo que nada aún ha pasado

Como en la mañana, la primera aurora

Déjame mirarte

Sentirte y tenerte

Que en tus reflejos

Vive la hermosura perfecta

Esa que es predilecta

Preferida de los espejos

A ti mis letras como testigo

A ti que a nuestro lado quiero verte

Como te ven los quintos que tienen esa suerte

De sentirte cuando te miran

Y ese pueblo de Bonares

Que se emociona cuando te suspira

Abre tus puertas Bonares

Que llega Ella

Santa María Salomé

Reina y Señora

Ella de sus bonariegos

Madre y Excelsa Patrona

  • Fotografias,Bonares Digital.