Celebrado mis 60 años de Sacerdote el 13 de Abril, y como cada año, se acercan las fiestas centenarias de nuestras “CRUCES” no me puedo reprimir el comentar lo que siempre me ha llamado la atención de ese derroche de arte y de belleza que Bonares ofrece cada año en las Capillas de las Cruces, hasta ser reconocida oficialmente como de Interés Público de turismo, no solo importante hoy por este motivo, sino desde antaño, cuando aún no había Capillas y se les improvisaba estas, en la mejor habitación de las casas que la ofrecían como “promesas por alguna gratitud recibida”. A veces si fallaba la oferta por algún motivo y en alguna calle no se les hacía la Capilla a su Cruz. Había un “letrilla” de protesta: “La Cruz de la calle “tal” se ha quedo en el cajón… siendo una calle tan larga, no ha encontrado habitación…”
Digo como algunos: “No se puede observar un árbol frondoso mirando solo sus hojas, sin conocer la profundidad de sus raíces y toda su historia”. Yo voy con lo mío buscando y respondiéndome a muchas preguntas, como siempre, sobre esas raíces. Así me he seguido preguntado ¿De dónde le nace a Bonares tanto arte en las Capillas de las Cruces? Y me respondo que, esto, debe partir de su origen…estas cosas no se improvisan y ninguna calle improvisa… Se lleva en la sangre. ¿Con cuántos meses de antelación preparan cada año tanta belleza?…
En el verano de 2015 ha sido la última visita que he podido hacer a Bonares. Quise desprenderme de unos recuerdos íntimos que reparti: para la Parroquia un cáliz; a la Ermita de la Santa el busto de la Beata; a la Ermita de San Sebastián, (por su servicio eucarístico), una reliquia auténtica de S. Manuel González (el Santo de los Sagrarios) y a la Capilla de la Cruz de mi calle Misericordia otra reliquia auténtica de nuestra Beata. En pleno verano, ya en la Capilla, me hicieron pasar a la parte secreta de esta Cruz, donde ya con tanto tiempo por delante, unas mujeres voluntarias ofrecían y elaboran su arte preparando el retorcido de los paños para esa belleza que luciría en Mayo y había un voluntario ensamblando las maderas de estas tablas embellecidas, que formarán el conjunto de su belleza.
No olvidemos que estoy en Galilea. No pretendo con lo que transmito convencer ni corregir a nadie, sino dar a participar de lo que vivo en este Santo Monte. Cada uno debe transmitir sus ideas y su vida, sin excluir las de los otros. Yo suelo manejar con frecuencia la Sagrada Escritura, como veis en mi anterior artículo. Para mi es parte de mi trabajo. Decía Jesús: “Escrutad las Escrituras, todas hablan de mí…” (Jn. 5,39). Quiero, por supuesto, descubrir de El lo que luego tengo que transmitir y aquí está el motivo de lo que escribo dándole siempre vuelta a lo mismo. Cuando entro en los capítulos del 26 al 35 del Éxodo, me ha llamado la atención una cosa curiosa que me ha provocado nuevamente este tema y unos textos que podrían ser como unas respuestas a mi curiosidad sobre esas raíces de la belleza que hay en Bonares para las Capillas de sus Cruces.
En estos capítulos, Dios prescribe a Moisés como tiene que ser adornada la “Tienda del Encuentro”, la que sería morada de Dios, durante los 40 años del recorrido por el desierto y donde bajaría a esas Tiendas su “Shekina” (en arameo significa “La presencia visible de Dios”) y donde tiene que introducirse el “Arca de la Alianza”… algo que se repitió durante esos cuarenta años y que reconstruían en cada acampada de ese caminar, hasta terminar con la Tienda definitiva que establece David en Jerusalén.
Así del cap. 26 de Ex. elijo algunas frases en las que están los detalles minuciosos que Dios indica a Moisés para esos adornos: “Harás la Morada con diez tapices de lino retorcido y bordarás en ellos unos querubines… Harás unas precillas de púrpura violácea para cada uno de los bordes las dos series de tapices”… En el (Ex.cap.35 vers.25 y ss) le sigue diciendo a Moisés: “Toda las mujeres expertas y bien dispuestas hilarán con su propias manos y traerán sus labores en púrpuras violáceas, rojas, escarlata y lino… también siguió diciendo a Moisés: “El Señor ha llamado a Besalel hijo de Jur de la tribu de Judá y le ha llenado de espíritu de Dios, de sabiduría, de prudencia para toda clase de tarea… y que trace proyectos… y en el (vers, 34): “también le ha dado talento para enseñar a Oliab, hijo de Ajisamac de la tribu de Dan… y para realizar labores: …en púrpura… y en lino… proyectar y realizar toda clase de trabajos… Lo que indica que el adorno no era de una vez para siempre, sino que Dios había dado la primera pista y concedido “El talento para toda clase de proyectos…” (se supone que se repetirán en el futuro en cada acampada, las de entonces y las de ahora, que hacemos en cada año por el desierto de la vida.)
Estos y muchos más detalles propuso Dios a Moisés para adornar la “Tienda del Encuentro” donde sería depositada, como digo, el “Arca de la Alianza”, que como sabemos que hoy, en la “Era Mesiánica”, ese Arca de la Nueva Alianza es la “CRUZ GLORIOSA” que nuestro pueblo adorna cada año en esas nuevas “Tiendas del Encuentro” (digamos, “Capillas”) que se elaboran tan dignas y que también en ellas contemplamos abundancia de Angeles bordados y sin bordar, telas retorcidas de las manos de las “mujeres expertas” de la que Dios habla.
Es una intuición misteriosa de preparar y poner esta “Morada” entre nosotros con la belleza semejante dictada a Moisés… y que para ello, sigue inspirando hoy, como entonces, tanta belleza… Y sigue Dios también eligiendo hoy a quienes la realizan y sigue bajando su Espíritu a estas moradas para encontrarse con su pueblo.
Recientemente he hablado del número DOCE en mi artículo anterior. Importante en las Escrituras: Eran DOCE las Tribus en Israel, son DOCE Apóstoles en la nueva “Era Mesiánica” y qué curioso es que sean DOCE nuestras Cruces en Bonares. ¡Casualidad! Para los que vivimos de la Fe, nada hay casual. Si seguimos dándole vuelta a los números hay cosas más curiosa. Otra curiosidad de los números es una anécdota que os cuento: cuando recorremos todos los rincones de Israel vemos por todos los sitios que los adornos en plazas, rotondas, paseos, son enormes granadas de cerámica. La granada tiene 613 granos de semilla que simbolizan esos 613 preceptos que sacan de las leyes dadas a Moisés. Son muchas leyes esas 613 y Jesús mismo Jesús no las soporta: no venía a quitar la Ley sino a darle cumplimiento y todas las 613 las resume en una sola: “Amar a Dios y al prójimo”…
Me he desviado del tema. por contar algo curioso, pero sigo preguntándome ¿Quien sostiene esto en un pueblo en tantos siglos? ¿Quien mantiene encendida la brasa de ese Anuncio de que en la CRUZ está la VIDA?. De ahí nace las Fiestas de nuestras Cruces, que nos dan cada año, momentos de VIDA, aunque sean pasajeros: En los Romeritos… el día de “los dulces”… la “verbena”… y tanto derroche de ALEGRÍA en los festejos de cada calle. Cada año, la fiesta de la Cruz, podríamos decir, son nuestras acampadas por este desierto de vida que recorremos hacia la Vida verdadera, instalando también, como ellos lo hacían en el desierto, esas nuevas “Tienda del Encuentro” para depositar cada año el Arca de la Nueva alianza que es la Cruz… De lo contrario ¿Para qué repetir cada año tanta belleza? Y echando en ello ¿Tantas horas de trabajo?… ¿Que se pretende con ello? Si en esto no estuviera presente el vivir esos momentos de VIDA… que un día viviremos para siempre.
Por eso canta la Iglesia sobre la Cruz: “Muriendo destruyó nuestra muerte, Resucitando restauró nuestra VIDA”. Y nuestro pueblo también canta esa letrilla de siglos:
“Cruz bendita Sacro Leño donde el Autor de la VIDA durmió su último sueño… Y consiguió el desempeño… (es decir, consiguió la VIDA)… ¡Mil gloria al Salvador!…
Cabe el peligro de que lo folklórico oculte su verdadero sentido de VIDA que tiene la fiesta de la Cruz. Es absurdo buscarles raíces profanas y ancestrales a sus fiestas de Mayo. La lucha por el triunfo de la Cruz, comienza desde la dominación árabe en el 711, con el primer triunfo en el 1212 en la batalla de Tolosa, Más tarde en el 1232 con la conquista de Jaén y la reconquista de Sevilla en 1247, seguida de la de Toledo en el 1336 y casi culminada con la de Lepanto en el 1571, ya el Papa S. PioV establece algo sobre el Triunfo de La Cruz que quedará como fiesta el 14 de Septiembre y para finalizar en el 1492 con la conquista de Granada, en nuestra Andalucía y se establece en Mayo la fiesta de la INVENCIÓN DE LA SANTA CRUZ, es decir, la fiesta de la Cruz, no vencida, victoriosa, cuya victoria se le colma de flores, de fiestas, de cantos y de alegría, como lo sabe hacer nuestra tierra y que se extiende a otros lugares, como verdadera victoria de la Cruz y la cultura cristiana.
Termino con San Pablo cuando escribe a los Corintios animandoles sobre la VIDA (cap.15): “La muerte ha sido vencida en la victoria… manteneos firmes más y más en la obra del Señor que El no dejará sin recompensa VUESTRO TRABAJO”. Como S. Pablo, yo también os animo en ese TRABAJO en el que derrocháis tanta belleza y tanta alegría, sin ocultar su sentido religioso, ni tampoco ese trabajo de mujeres voluntarias y artistas diseñadores que no quedará sin RECOMPENSA.
DESDE GALILEA
Antonio Martín Carrasco
Sacerdote de Bonares