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En esta ocasión dentro de mi ya tradicional artículo en la revista de las fiestas, este año el mismo consiste en realizar un modesto recorrido por el transcurrir de las mismas, desde, mi recuerdo y vivencia tenida.
Mirando hacia atrás y situándome en mi niñez, tanto para mi como para los demás chiquillos de Bonares ,la fiesta de la Santa como la conocemos comenzaba cuando se iniciaba la limpieza de las palmeras por parte de José Vega conocido como “El Quintillo”, palmeras estas que entonces algunas de ellas se tocaban, con las manos y junto con ello comenzaba el montaje de la modesta velada e instalación de los llamados “cacharritos”. Días previos estos que los niños disfrutábamos ampliamente.
La fiesta entonces al no estar influida por el trabajo exterior, ni por la ausencia de los pocos jóvenes que entonces estudiaban y otras causas, tenía anualmente lugar entre los días 21 y 25 de Octubre.
A la misma ya acudían entonces a buscarse el sustento como feriantes, la familia Calderón, de Castuera con el puesto de turrón. La caseta de turrones, alfajores y otros de Bollullos, el Sr. de los cochecitos de chapas, caballitos de cartón, trenes de lata y otros, la confitería La Fama con sus buenos dulces ,acompañados de Manuela con sus “calentitos”. Todos ellos instalados al inicio de la calle Sta. Mª Salome.
En los llamados “cacharritos” instalaba el vecino de Bonares de nombre José Fernández conocido como “El Latero” sus cunitas,
barquitas y voladora animado con la música de “a lo loco” y otras. También solía acudir del exterior “los caballitos” y poco después el conocido como “girasol” con su canción de “Hay quien dice de Jaén” y otras, todas ellas instaladas en la calle Santa Rufina”.
A ellos se unía el Sr. que venía con las bicicletas como atracción y que solía cobrar a dos reales la vuelta que se daba por el lugar llamado entonces” Los Cañamales”.
También entre las diversiones para los niños y jóvenes se instalaba la llamada “Cucaña”. Atracción esta que quedaba instalada en la plaza mucho después de pasada la fiesta y donde los chiquillos nos subíamos a diario mientras esta permanecía allí.
Recuerdo de aquella etapa el o los fotógrafos con el caballo grande de juguete para las fotos de los niños, el “Kiosco” que en la Plaza de España existía y que en los días festivos incrementaba su actividad, los globos de gas que se lanzaban y que los niños seguíamos hasta el campo para hacernos con ellos.
Fue asimismo muy corriente entonces dentro del programas de fiestas, los fuegos artificiales de la pirotecnia Riquelme, las carreras de cinta a caballo en “ Los Cañamales” y cinta en bicicleta en la C/ Larga, el circo en la actual Plaza de Andalucía entre ellos el Estambul, Hnos Segura, Alegría y otros.
Las casetas se instalaban solo en la plaza y esta se cubría de sillas y mesas de los casinos de sociedad y bar de Hilario.
Uno de aquellos años se apagó el alumbrado durante bastante tiempo y otro la velada tenía forma de un paragua abierto y como este mismo año sufrimos en los días festivos una plaga de langostas.
Recuerdo también como la Banda de Música, bajo la dirección del maestro Antonio Rodríguez, tocaba mañana y noche desde el templete, desde el inicio hasta el final de los días festivos. Con respecto a la Banda de Música entonces al igual que ahora acompañaba a la Corporación mpal desde la Casa Consistorial hasta el recinto en la apertura de las fiestas con una marcha, a veces con el pasodoble Amparito Roca, al lo cual Luciano “Chispa” vendedor de gambas denominaba “ La marcha de las gambas” debido a la cantidad de ellas que a partir de entonces y durante esos días se consumían y el vendía. Hecho este que entonces ocurría pocas veces al año.
También permanece en mi memoria el año en el que los “Quintos” del 61 no llevaron a la Santa por las calles de Bonares el día 22 de Octubre. Al parecer el hecho se debió por la detención que estos sufrieron el día en el que se inscribieron (marcaban como entonces se decía) los “Quintos” por el “delito” de haber tirado unos cohetes dicho día en la juerga que ellos organizaron, en contra del criterio del Ayuntamiento.
Otro hecho que ocurría entonces era que salvo los más pudientes económicamente, los demás trabajamos todos los días festivos excepto el día 22. La economía de aquella fecha no permitía estar todos los días de fiesta.
Así mismo recuerdo que unos de esos años de mi juventud, estando los fuegos artificiales dispuestos en la plaza para ser posteriormente disparados y junto a ello un buen número de vecinos sentados en las casetas y mesas allí instaladas con sus familias, amigos etc. hasta la hora prevista para ello, ocurrió que un vecino de Bonares por su cuenta y sin aviso alguno, prendió la mecha de uno de los fuegos, lo cual provocó la marcha precipitada de los allí instalados y desconcierto general, si bien luego sirvió como anécdota de humor en la fiesta.
Por otro lado en aquellos años los bailes que tanto los casinos Sociedad Unión Agraria como Centro Benéfico celebraban con orquestas en las fiestas, tenían lugar en las sedes sociales de estas. Poco después ambas sociedades instalaban amplias casetas en el recinto ferial de la Plaza de España para mayor acomodo de sus socios y espacio de baile, con lo cual la fiesta de noche ganó en presencia y animación.
Hasta que ocurrió lo antes relatado, la plaza a partir de las 101/2 / 11 noche, entre las personas que iban al circo, cines y bailes, quedaban bastante solitaria. En relación con el baile y las orquestas que los amenizaban, recuerdo algunas de ellas con las cuales mi entonces novia Salome y después esposa y yo bailábamos durante años. Orquestas como Brasil, Molero, Tropical, Copacabana, Bombines, Las Draken, Época 69 y otras.
También en la década de los años 60 del pasado siglo, mi reunión instalamos nuestra primera caseta en la esquina de C/ Nueva fachada de Pedro Beltrán. En la misma al igual que en las demás casetas, entre las llamadas “tapas” no faltaban junto a las gambas y otros, los altramuces y los pimientos en adobo. Productos estos tradicionalmente presente en la fiesta de la Santa.
Se veía también en aquellos años y posteriores como la modesta caseta municipal, tenía un acceso muy restringido igual que ocurría con la recepción oficial que el Ayuntamiento ofrecía el día de la Patrona.
Asimismo por esas fechas comenzó a instalar la churrería en las fiestas, el vecino de Sevilla de nombre Francisco el cual mantiene desde entonces su presencia entre nosotros.
Se vio entonces año 1967 y yo lo viví de forma directa, el trato vejatorio que inicialmente recibió la Sociedad Unión Agraria de la cual formaba parte de la Junta Rectora como vocal, por parte de la Comisión de Fiestas en relación con la instalación de la caseta de la sociedad en el espacio solicitado y concedido para ello en la fachada de la casa llamada entonces de “Herrerita”, hoy bar “El Triki”. Ocurrió que cuando la S.U.A fue a instalar su caseta, esta no cabía en el espacio que le había dejado la Comisión al meter esta una nueva caseta colindante a la cual pertenecía uno de los miembros de la misma. A punto estuvo la S.U.A de no montar la suya ya que para hacerlo dicha Comisión le propuso como solución cortarle un metro a lo cual acordamos de negarnos en redondo, protestando y haciendo de saber que presentaríamos denuncia del hecho ante el Gobierno Civil y juzgado. Finalmente el alcalde que entonces era Luis Cintado, viendo la injusta actitud de la Comisión, corrigió a esta y la S.U.A pudo montar la caseta en su sitio.
A principio de los años setenta la situación económica del municipio había mejorado y con ello creció la demanda de los vecinos de
instalar casetas en las fiestas, lo cual hizo que el Ayuntamiento decidiera la ampliación del espacio destinado para ello por las calles Santa Rufina y Avenida del Rocío y posteriormente también por la Avenida de Rociana, colocándose las atracciones como siempre al final del recinto.
En esa misma década año 1.974 pasé a formar parte de la Corporación Municipal de una forma un tanto anómala que no es momento de describir, pasando a integrarme en la Comisión Municipal de Fiesta, viviendo con ello de forma más cercana y directa las dificultades de celebrarse esta dentro del casco urbano.
En el año 1.975 estuvo a punto de suspenderse la fiesta una vez iniciada. En concreto el 22 de Octubre día de la Santa por la noche el Alcalde Juan A. Beltrán citó de urgencia a los Concejales para decirnos que acababa de recibir un telegrama del Gobernador Civil diciéndole que Franco entonces Jefe del Estado español que se encontraba enfermo, estaba a punto de morir. Que a la vista de ello que hacíamos, si suspendíamos las fiestas o bien continuábamos celebrándola. Los representantes municipales decidimos que la misma continuara, sin que se produjera la muerte del dictador que lo hizo justo un mes después.
También en esos años setenta ocurrió un hecho del cual no se tiene conocimiento que antes ni después se haya vuelto a producir. Lo ocurrido fue que a uno de los miembros de la Comisión de Fiestas se le olvidó contratar los fuegos artificiales, lo cual una vez superada la sorpresa inicial fue aceptado con humor por parte de la Corporación y también por los vecinos. Algunas personas decían en tono de broma que el Ayuntamiento no tenía dinero para los fuegos y había pedido a los vecinos que colaboraran tirando cohetes.
Dentro de aquella etapa las actuaciones artísticas tenían lugar y de forma gratuita en la Plaza de España utilizando para ello los artistas el templete de la música, donde actuaron grupos como Trío Menchu, Los Romeros de la Puebla, Los Marismeños y otros.
Unos años más tarde 1.979 ya Alcalde de nuestro pueblo comencé como es lógico a vivir y sentir las fiestas con mayor preocupación y sentido de la responsabilidad. Por un lado sabíamos las dificultades de celebrarlas en el espacio en el que tenía lugar. Que no se disponía de una caseta mpal adecuada y otras dificultades, por lo que en este aspecto decidimos arrendar un local de Pablo Romero e instalar delante del mismo la pobre caseta municipal.
Se decidió ya en ese primer año que el acceso a la caseta donde actuarían Los Nobles, Los Rexto, Chiquetete, El Pali y otros, estuviera abierto además de a las autoridades, a los empleados municipales, Banda de Música y vecinos que lo desearan. Algo parecido ocurrió con la recepción oficial del día de la Santa, invitando por mi parte a la misma, además de a la Corporación y otras autoridades locales y del exterior, a los representantes de las entidades del municipio, empleados y Banda de Música. También se tomó la decisión de que las otras actuaciones artísticas continuaran celebrándose de forma pública y gratuita en la Plaza de España, realizándose actuaciones como la de El Arrebato, Paco Gandía, Amigos de Gines, Juanito Valderrama, El Maní y otras.
Otras de las decisiones que en los primeros años hubo de adoptarse y que tuvo su apoyo y también crítica fue la de adaptar los días festivos a las circunstancias del trabajo, estudios y otras de la población. Había que buscar el encaje de un fin de semana dentro de ella por lo que la fecha de celebración variaba para conseguirlo. Y de ser posible no se alargara los días habituales en principio establecido.
Otro hecho a comentar ocurrido ese primer año de 1.979 fue el corte del alumbrado ocurrido la noche de la “víspera” tras el recorrido de apertura de las fiestas, debido al incendio de un transformador. Hecho este que duró varias horas y que supuso un cabreo a la nueva Corporación, comenzando como se dice con mal fario y que sirvió como crítica para algunos.
También ese primer años tuvo lugar la denuncia ante el Juzgado de Instrucción del entonces Círculo Recreativo contra la Comisión de Fiestas, al no concederle esta el sitio justo que solicitaron y si el mismo lugar un metro desviado. Posteriormente el Círculo retiró la denuncia y pidió disculpa al Ayuntamiento por la acción emprendida, solicitando el siguiente año el mismo sitio que antes rechazó, accediendo el Ayuntamiento a ello.
Era también motivo de discusión la instalación de las casetas en los lugares previsto para ello y más aún cuando un vecino del recinto, pedía que le dejaran mayor espacio libre en su fachada por arrendamiento del local, apertura de nueva puerta de acceso, o por oponerse que también los hubo.
Dentro de este primer mandato se llevó a cabo la compra de la nueva caseta municipal, adecuada al espacio disponible, con presencia y que fue del agrado de los vecinos, instalándose la misma en la fachada del mercado de abasto donde permaneció hasta el cambio de emplazamiento del recinto.
De los fuegos artificiales presente cada año se encargaba de hacerlo y dispararlo la pirotecnia Bernardo de Bollullos el cual continua contando con la confianza municipal.
Se inició también entonces y se continua haciendo, el llamado “Homenaje a la Tercera Edad”. Acto este entrañable que anualmente el Ayuntamiento ofrece a los mayores como muestra de reconocimiento, agradecimiento y afecto hacia ellos.
Así es como a nivel general hemos celebrado las fiestas patronales, además de contar en los últimos años con la advertencia de las autoridades provinciales competentes, de prohibir la celebración de la misma dentro del casco urbano por motivos de seguridad y sanitario.
Esto junto con la demanda de instalación de nuevas casetas hizo que el Ayuntamiento se planteara la urgente necesidad de disponer de un recinto ferial adecuado a las exigencias actuales.
Unos años después el deseo se hizo realidad, contando para ello con la importante colaboración de la Consejería de Obras Públicas de
la Junta de Andalucía. Esto ha supuesto que Bonares disponga de un buen Parque-Recinto Ferial, con espacio suficiente para casetas, atracciones, aparcamientos, amplia caseta municipal abierta a la población y otros, terminándose de esta forma con los problemas antes citados. Espacio este que fue inaugurado por el Excmo. Presidente de la Junta de Andalucía D. Manuel Chávez González y poco después denominado Parque- Recinto Ferial Alcalde Juan Coronel hecho este que agradezco profundamente.
No obstante para que todo no sucediera tal y como estaba programado, hasta el último momento tuvimos un problema relacionado con el alumbrado ya que, se acercaba la hora prevista para la inauguración y no se disponía de la correspondiente autorización administrativa para el enganche eléctrico por cuestiones técnico-burocráticas, llegando la misma una hora antes de la fijada para el acto. A punto se estuvo de suspender por vez primera en la historia de Bonares , dicho acto oficial, por lo que la tensión de la Comisión de Fiestas y del Equipo de Gobierno municipal estuvo por las nubes.
No quiero terminar este relato sin hacer mención a la lluvia que tradicionalmente nos suele acompañar en esos días. Pocos han sido los años en los que el preciado líquido ha faltado a la cita anual. Menos mal que estamos acostumbrados y lo tomamos con filosofía diciendo aquello de “al mal tiempo buena cara”.
Cierro diciendo que actualmente la celebración de nuestras fiestas patronales aún viéndose de alguna manera afectada por la crisis socioeconómica que padecemos, sigue contando con animación y amplia participación. Los bonarenses hemos demostrado que sabemos emprender, trabajar, sufrir etc., pero también divertirnos aquellos que puedan hacerlo, cuando toca y las fiestas son para eso.
Juan Coronel Martín
- Fotografias: Archivo Bonares digital