A través del aire.

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dia santa maria salome

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"Vivencias de Bonares
Raul Delgado G.

No me busques en la plaza llenita de gente, no me busques porque yo haré lo mismo, porque no estaré. Que elijan la excusa, tan solo tú y yo sabemos los motivos y con eso tenemos bastante y con ello, qué más da, nada más importa, porque solo la verdad la sabemos tú y yo. Diles a los niños que no estaré en la calle como de costumbre, que este año no habrá juegos en el parque ni bailes de salón; que no se dejarán las huellas en la tierra, ni barro en los zapatos; ni mancharemos de historias, la camisa que ese día sabe que se adornará con los mejores churretes.

Este año sabes que no escucharé ese himno en tu honor, ese que todos conocen, que todos pronuncian y que nadie termina; que las coplas de Andares no deambularán por el aire ni se perderán entre el enrejado del viejo pozo; tampoco el susurro de los mayores en el Casino; no veré al vendedor de globos que sólo pisa tu tierra en octubre; no se sentirá el olor a chocolate recién hecho que el ambulante vende; será difuminada la cara de la abuela que en el zaguán espera sentada; la banda municipal no amenizará este día, ni se escucharán a esos quintos que gritan el nombre de esa mujer, Madre de todos ellos, como única esperanza, aferradas a tus manos, cuando nada queda.

Este año cuando la abuela mire para arriba y se pierda su mirada en la luna; cuando el niño mire hacia abajo buscando algo con que jugar; cuando el amante se esconda tras el árbol; cuando la gente llene esa plaza de mil novecientos; cuando el reloj de la torre marque la hora señalada; cuando no te vea alejarte porque no nos acerquemos para encontrarnos; cuando la vitrina de la caseta muestre los mejores riñones; cuando tus flores no lleguen a mis manos; cuando recuerde todo esto porque la distancia impida a la cercanía vernos juntos, sabrás que no estaré para acompañarte.

Saco las fotografías de aquella lata que mi abuela me regaló para que nunca me olvidara de esta tierra y que en el estante permanece junto al bote de conservas de Agustín Velo, en el que casi desgastado por el tiempo, se puede leer La Canastita. Reviso las imágenes, esas que cuentan lo que pasó y lo que se vivió; imágenes que se mezclan con recortes de tu historia, esa que todos creen conocer, pero como rompecabezas nadie es capaz de unir por no querer compartir; imágenes que me dicen que poco queda para volverte a buscar en esa esquina en que te vi por vez primera, que hacen más corta la distancia que unen esta tierra con la tuya.

No me busques en la plaza llenita de gente, no me busques porque no te buscaré, porque no estaré, porque todo queda lejos pero cerca cuando me acuerdo de ti, como aquel día que mirando hacia atrás, veía que tus calles se hacían aún más pequeñas.

Cierro esta carta que a nadie envío, pongo fin un año más a estas letras y firma con lagrimillas quien está lejos de ti, triste y suspirando, dejando que las letras se vayan desangrando por cada recuerdo que se componía y solo alivia la pena el recordar el pueblo, sus calles, su plaza, las aventuras de los portales donde se juraban amores inmortales. Escribe la tinta del recuerdo de todo lo vivido, mientras tras la ventana, todo espera y echando en falta tus fiestas, tu corchito, tus cruces, tu puente rebonito y ese día…, ese día con tanto anhelo, ese día de verte por las calles Santa Bendita, ese día tuyo que al verte, todo lo malo se quita.